Eugenio Merino, el artista que puso a Franco en el interior de una máquina de refrescos y luego utilizó su busto como punching ball, recupera la figura del dictador para una acción, La copa del Generalísimo, consistente en un partido de fútbol en el que en lugar de balón los jugadores chutarán una réplica hiperrealista de su cabeza. La performance, que los propios organizadores califican de “incendiaria”, inaugurará este jueves 3 de julio la décima edición de Ex Abrupto, el festival de creación contemporánea que se celebra en la localidad barcelonesa de Moià.
“La pelota es la cabeza de un dictador, pero también un mensaje: lo que aquí se juega no es solo un partido, sino una memoria que sigue sin repararse”, afirman los organizadores, que han elegido como escenario para el encuentro un lugar cargado de resonancias históricas: una antigua línea de trincheras republicanas de la Guerra Civil, en los alrededores del municipio.
En esta ocasión Eugenio Merino no estará solo sino que contará con la colaboración del colectivo estadounidense Indecline, conocido por “sus intervenciones de alto voltaje en el espacio público internacional”. Lejos de la metáfora, aseguran desde el festival, “la propuesta se sirve de una imagen explícita y física para interpelar al espectador: la impunidad del franquismo, la persistencia de su simbología en el presente y el papel del fútbol como herramienta de propaganda y construcción de relatos”.
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