Cuando lo artístico prefigura y configura lo político

Paco Barragán
Enero 20, 2021
Núria Güell, "Stateless by Choice", 2015.
Núria Güell, "Stateless by Choice", 2015.

Comúnmente se acepta que la política influye en el arte, pero el camino del arte a la política o, más bien, del ámbito de lo artístico al político (en el sentido de Hannah Arendt) rara vez es reconocido. 1
Sin embargo, políticos, activistas y espectadores reciben imágenes procedentes del mundo de la pintura como, por ejemplo, La última cena, del cine (El acorazado Potemkin) o del teatro (Tartufo), de novelas tipo Don Quijote de la Mancha o Los miserables y de otros campos que conforman lo artístico y lo sensible.
Al fin y al cabo, el mismo acto de 'ver' constituye un proceso construido socialmente y, aunque muchas personas no experimenten estas obras de arte directamente, sí lo hacen de manera indirecta a través de la televisión, los medios de prensa, las redes sociales o Internet. Tanto los vicios como las virtudes que encontramos a diario en el campo de lo político — la ambición, el poder, el prestigio, la generosidad, la filantropía o el liderazgo—, los hallamos representados en el arte.
Mas el arte también es capaz de manufacturar las imágenes que definen nuestro mundo. El arte actúa entonces como catalizador al proveer imágenes y situaciones que son extrañas, provocadoras, utópicas, desconocidas, comprometedoras o radicales. (Pensemos, por ejemplo, en Dana Schutz y su polémica pintura Open Casket (2016) de la Bienal del Whitney de 2017.) Y es precisamente a través de ese proceso que acaba prefigurando o incluso configurando el régimen de lo político.
Las realidades creadas por el mundo del arte son absorbidas por medios sociales, Internet, prensa, publicidad, documentales, películas y movimientos sociales para acabar aterrizando en la esfera de lo político. Para Murray Edelman el “arte simplemente sirve como significante flotante en el que grupos políticos leen aquello que les sirve a sus intereses e ideologías.” 2
El arte es, como afirma Ernst van Alphen acertadamente, no solo un “producto histórico” sino también un “agente histórico” con una función “performativa” en cuyo ámbito las “ideas y las funciones, las piedras angulares de la cultura, son creadas, constituidas y movilizadas de manera activa.” 3

1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 2009), 22.
2 Murray Edelman, From art to politics: How artistic creations shape political conceptions (Chicago: The University of Chicago Press, 1995), 1-5.
3 Ernst van Alphen, Art in mind: How contemporary images shape thought (Chicago: The University of Chicago Press, 2005), xiii.