Convirtámonos en coleccionistas comprometidos

Christophe Veys
Marzo 17, 2021
Adrian Melis, "Dream Production Plan", 2012-19.
Adrian Melis, "Dream Production Plan", 2012-19.

¿Cuál es el papel social de un o una coleccionista? Comprar, o mejor aún, pagar. Este aspecto es un punto crucial. Permite que las finanzas del artista, la mayoría de las veces extremadamente frágiles, se recuperen y que la galería de arte funcione. Permitiéndonos a nosotros mismos comprar, o incluso convirtiéndonos en coleccionistas ?que no es lo mismo?, no solo cumplimos el papel de actor consumidor sino también con el de auxiliar. Nos convertimos en la persona que ayuda a que el “héroe” siga avanzando. A su vez, el auxiliar puede convertirse en sujeto y perseguir su propia búsqueda. En este caso, galeristas y artistas asumirán entonces, a su vez, el papel de ayudantes.
¿Conoce a Victor Chocquet? El Columbus Museum of Arts en Ohio posee un retrato muy hermoso de él pintado por Paul Cézanne en 1877. En aquel momento, Chocquet era un pequeño oficial de aduanas poco interesado en su trabajo. Sin embargo, dos años antes empezó a sentir pasión por la pintura de aquellos a los que burlonamente se les llamaba impresionistas. Fue Renoir (a quien conoció en marzo de 1875 y a quien inmediatamente encargó un retrato de su esposa, que hoy se conserva en la Staatsgalerie de Stuttgart) quien hizo que Chocquet descubriera las pinturas de Cézanne en octubre de ese año. A su muerte en 1891, su colección incluía alrededor de cuarenta obras del maestro de Aix, lo que significa que adquirió unas tres obras por año en una época en la que Cézanne era el hazmerreír de los medios de comunicación. Chocquet no pudo experimentar el creciente reconocimiento de su amigo pintor a partir de la exposición individual celebrada en 1894 en la galería del joven Ambroise Vollard. Sin embargo, nunca se rindió en su esfuerzo por abrir los ojos a sus contemporáneos sobre las cualidades que percibía en la producción de este genio.
Tal y como Chocquet hizo, no tengamos miedo de atrevernos a afrontar la novedad. Para estar con aquellos que no han encontrado un eco inmediato. Estemos cerca de los que dividen las opiniones, de los que a veces pasan desapercibidos.
¿Tienes idea de quiénes son Dorothy y Herbert Vogel? Sus nombres están bien visibles en la pared dedicada a los principales donantes de la National Gallery of Art de Washington. Así, el nombre de esta bibliotecaria y el de este cartero rezan junto a los de cientos de multimillonarios. La colección de ambos incluyó más de 4.000 objetos. Muy prontos decidieron dedicar uno de sus sueldos a la compra de obras de arte contemporáneo. Guiados por su espíritu aventurero, a partir de 1962 prestaron especial atención a formas como el arte minimalista o conceptual. Deseando estar lo más cerca posible del acto creativo, desarrollaron un interés particular por el dibujo. Eran próximos a muchos artistas y siempre estaban en busca de nuevos talentos. Seamos compañeros de viaje y no solo seguidores. Seamos de los que ofrecen a los artistas jóvenes (pero no exclusivamente) el energizante placer de conocer a un alguien para quien, de repente, su trabajo se vuelve imprescindible.
En Bélgica existe la cultura de coleccionismo. Son muchos los que, como nosotros, desean poner en marcha un proyecto de este tipo, cada uno o una según sus propias posibilidades. Uno de los coleccionistas que me conmueve más profundamente vive en la provincia de Hainaut. Aunque aparece en la base de datos de clientes de muchas galerías, no encontrará un registro de su nombre en los medios. Probablemente ha visto más exposiciones en Bélgica que nadie. A pesar de tener más de ochenta años, todavía viaja regularmente a Bruselas para experimentar la energía de las galerías. Si bien dice que ahora se está deshaciendo de su colección (a veces separándose de algunas piezas emblemáticas), todavía se permite algo de ímpetu para realizar nuevas adquisiciones. Su mirada es infinitamente múltiple. Puede sentirse entusiasmado por una obra conceptual y por una pintura con tintes expresionistas al mismo tiempo. Traza una colección sin ningún plan preestablecido. Puede organizar en su propia casa un montaje de acabado sofisticado y precisión poética. Posee tanto obras de arte como una gran cantidad de elementos de archivo. Lejos de una autopista señalizada, su colección es rica en desvíos. En él, las estrellas belgas del arte contemporáneo están en estrecho contacto con artistas para los que él es el único apoyo inquebrantable. En una época de uniformidad desenfrenada, este coleccionista destaca la importancia de sugerir una colección atípica. Desafortunadamente, hoy en día hay muchas colecciones intercambiables acumuladas en dos o tres etiquetas de arte globalizado. Aunque puedan ser ricas en obras maravillosas, ¿qué transmiten acerca de quienes las construyeron? ¿El deseo de ser como los demás que pertenezcan al mismo círculo?
¡Coleccionemos y atrevámonos a ser nosotros mismos! Atrevámonos a ser monomaníacos o plurales. Temblemos de profundidad a expensas de la superficialidad. En cuanto a la temática de la colección, no debemos escuchar ningún consejo, sino cultivar nuestra atención hacia otras personas. Seamos conscientes de las palabras de los artistas y, obviamente, también de lo que nos muestran. Estemos atentos a los galeristas comprometidos más que a los cantos de sirena con eslóganes heredados de una formación en marketing. No tengamos miedo de ser a nuestra vez embajadores de estos artistas que nos deleitan y asumamos por lo tanto el aspecto social del coleccionista: ser el dueño pero compartirlo. Ser coleccionistas comprometidos como Victor, Dorothy, Herbert, pero también Jacques, Herman, Galila, Emilie, Edgard, Catherine, Renato, Iordanis, Piergiorgio, Alain, Dominique, Luc, Fréderic, Serge, Chantal, Olivier, Nicole, y muchos otros.